domingo, 31 de mayo de 2009

Editorial 30-5-2009 - VIOLENCIA EN EL FUTBOL


Desde hace varias semanas venimos tratando en nuestro programa la problemática de la violencia en diferentes ámbitos de nuestra sociedad: debatimos sobre la violencia ejercida desde el estado contra los sin techo en el desalojo del Barrio 15 de enero, analizamos los distintos casos de violencia familiar y el aumento de ésta en nuestra ciudad, la semana pasada nos metimos de lleno con los medios de comunicación y la exacerbación que éstos hacen de los hechos de violencia, generando un producto de fácil consumo. Hoy seguimos en este “laboratorio” de análisis y propuesta analizando otra forma de violencia: la que se ve alrededor de los espectáculos deportivos, principalmente en el fútbol.
Decíamos en nuestro editorial anterior: La violencia es una epidemia social, un fenómeno existencial de la época que se esparce en las sociedades como una mancha de petróleo que todo lo contamina, es un problema personal y social que se expresa en todos los ámbitos de la sociedad. Sin embargo esta definición no nos inhabilita para analizarla separadamente en cada uno de esos ámbitos.
La violencia en el fútbol no escapa a las causas enunciadas en los casos ya tratados, pero se agregan otros ingredientes que hacen muy difícil encontrar paliativos o soluciones a corto plazo, como por ejemplo:
* El negocio del futbol es muy grande y la corrupción es alimentada por todos lo que forman parte de este negocio.
* La preparación de los policías que actúan en estos espectáculos es, generalmente, pésima.
* Las malas instalaciones de los estadios y la falta de condiciones de seguridad en la mayoría de ellos.
* El tratamiento que hacen los medios de difusión dedicados al futbol, que plantean los partidos como batallas o como si en ellos se jugara el destino de cada hincha.
Hoy en día ir a ver un partido no resulta tan placentero como décadas atrás: ahora un resultado desfavorable, un error en un fallo del árbitro, una mala tarde para un equipo, puede convertir ese momento tan esperado en una tragedia, en donde un grupo de hinchas enardecidos quieren derribar un alambrado para sacarse la bronca o no dejar que el visitante festeje. Inmediatamente aparecerán las fuerzas del orden y con su habitual poder de disuasión repartirán palos y balas de goma indiscriminadamente a niños, jóvenes y ancianos..
Hay un factor que no debemos soslayar en este análisis previo: la relación entre los dirigentes y los llamados “barra bravas” en el fútbol es cada vez más evidente, a quienes se los alimentan con entradas, viajes y otros favores.
Sea por miedo, utilización política o negocio, la relación barras-dirigentes queda expuesta en muchas oportunidades y en casi todos los clubes.
Pero también los actores del espectáculo tienen su responsabilidad: Los jugadores y los árbitros dan lugar a las suspicacias del juego. Lo peor de la sociedad se expresa en el fútbol argentino: Los jugadores viven simulando y alcahueteando, festejan una tarjeta amarilla o roja recibida por un rival como si fiera un gol de su equipo. Los ejemplos abundan.
Dice Juan Pablo Varsky, uno de los conductores de Futbol de primera en el diario La Nación: "¿Por qué el comportamiento de los hinchas?, podemos preguntarnos, cómodamente sentados en nuestro sillón. Ante la humillante exclusión social que sufren muchos jóvenes de la provincia de Buenos Aires (esa exclusión que vemos en los medios, pero no padecemos en persona), pertenecer a un grupo y tener una identidad no es un consuelo menor. Es la posibilidad de aferrarse a "algo" y ser alguien en la vida
Son los propios dirigentes de los clubes y a los referentes políticos que recurren permanentemente a sus servicios de protección y aprietes. El lema de los barras parece ser: "Si ellos roban, nosotros les robamos a ellos". ¿Hace falta meterle miedo al DT para que se vaya? Marche una amenaza por acá. ¿El intendente necesita gente para un acto? Vamos todos para allá. ¿Hay una forma de callar críticas contra el manejo fraudulento de los clubes? Sí, haciendo participar a los muchachos.
En tanto, el hincha argentino es visto en el exterior como el gran actor de nuestro fútbol. Es el que más alienta, el que más espectáculo da. Se habla más de la pasión del hincha que de la calidad del juego. Muchas bandas de rock sueñan con tener un tema cantado por una hinchada. Aunque en la versión cancha se hable de drogas y muerte
Identificada por los barras como una hinchada más (y no como fuerza pública), la Policía cuenta en su base con hombres provenientes de los mismos sectores de pobreza y exclusión que aquellos a los que debe reprimir. El trabajo no está bien remunerado. Aparecen el resentimiento y el descontrol. Para un barra, robarle la gorra a un policía vale más que llevarse un trapo rival.
¿Soluciones? Con educación, se atacan las causas de este drama. Llevará mucho tiempo, es una cuestión de largo plazo. Con justicia y gestión, se atacan los efectos. Aquí sí se demanda una urgente intervención del Estado y de la AFA. Nuevas leyes, reestructuración del fútbol y voluntad política para llevar adelante las reformas."

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